Psicocardiología

PSICOCARDIOLOGÍA

La PSICOCARDIOLOGÍA, estudia y trata los factores psicológicos que promueven la aparición y el desarrollo de la enfermedad cardiovas...

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PSICOCARDIOLOGÍA



La PSICOCARDIOLOGÍA, estudia y trata los factores psicológicos que promueven la aparición y el desarrollo de la enfermedad cardiovascular, especialmente la cardiopatía isquémica.

El psicólogo especialista en esta materia ayuda al paciente a superar el impacto provocado por el evento cardíaco, nuestra especialidad. En consulta recibimos, tras el alta hospitalaria y derivados por su cardiólogo o médico de familia a personas que han padecido con Infarto de Miocardio (IAM), Muerte Súbita (MS), implantación de válvulas, inserción de Desfibrilador autoimplantable (DAI). 

Nuestro objetivo: Informar sobre la incidencia de estas patologías, posibles trastornos; de ansiedad, pánico , fobias o de adaptación a la enfermedad. Estudiaremos y trabajamos para adaptarnos a una nueva situación y modificar ciertos hábitos nocivos si los hubiere. ¿Cómo? Facilitar información sobre la dolencia para reintegrarle con más facilidad a su vida social, familiar y orientarle hacia la laboral. Considero que, al tratarse de una especialidad interdisciplinaria que reúne a psicólogos y cardiólogos, debe existir un tronco común de conocimientos por parte del psicólogo de esta especialidad con los eventos cardiovasculares y la trasferencia conductual.

“Los problemas de salud cardiovascular de la población están condicionados por factores de tipo psicológico y generan incapacidad de afrontamiento; además, afectan en la calidad de vida del paciente. Es importante conocer las variables psicológicas implicadas en la salud cardiovascular, así como las técnicas para cambiar actitudes y conductas para mejorar el impacto psicológico y mejorar la calidad de vida”. Dra. Redondo Gorostiza

“Es necesario tener formación de técnicas psicológicas de afrontamiento de las patologías cardiovasculares como la comunicación eficaz, relajación, actividad y ejercicio, técnicas cognitivas y apoyo social.” Dr. Domenech Clar.

En relación con la prevención de cardiopatías. Colaboro con entidades de previsión y colegios profesionales para la atención y prevención del - Distrés - Estrés "perjudicante o desagradable" Seyle .(1935) ya hablaba del estrés negativo. "Fuente de horas de insomnio, falta de concentración en el trabajo con problemas de mayor accidentabilidad. El estrés negativo, varios estudios lo relacionan con problemas de aumento de la presión sanguínea y arterioesclerosis, factores de riesgo de eventos cardiovasculares perniciosos para la salud". 

Cuando contamos con herramientas para diferenciar el estrés positivo del estrés negativo, podemos hacer una gran diferencia. Esto por cierto atañe a la productividad, la creatividad y la eficacia, el sentido de vida y de auto-realización, la salud y otras cosas igualmente importantes. El estrés positivo o eustrés es parte de la vida, está en la naturaleza, en nuestra biología, es la forma recurrente de crear satisfacción en medio de dificultades y limitaciones.



ENTORNO FAMILIAR



La familia debe ser tenida en cuenta al diseñar la terapia: "La persona que requiere nuestra atención, no está solo. Es importante que su entorno conozca bien qué ha sucedido y participe en la recuperación"


Un buen apoyo social actúa como elemento protector. Se ha comprobado que "las personas que nos visitan con escaso o nulo soporte de su entorno multiplican su riesgo"; por eso la familia debe recibir información: "Los familiares cercanos del infartado, ó persona que ha padecido una Muerte Súbita, también sufren una situación crítica. El paciente puede estar muy bien informado, pero si la familia está ausente o sobreprotege puede ser fuente de interferencias en la terapia".

Un ejemplo pernicioso de cómo los parientes pueden intervenir en la recuperación es la actitud de la familia sobreprotectora: "Es una forma de relación patógena tanto para el paciente como para el familiar".

DEPRESIÓN


En los pacientes que han superado un infarto , Muerte Súbita, es muy importante atender a su estado psicológico, ya que influye de forma determinante en su evolución.

El infarto, la parada cardíaca sobrevenida es una enfermedad grave que requiere un proceso de adaptación importante. Se estima que uno de cada cinco pacientes va a padecer un trastorno depresivo y cerca del 50 por ciento mostrará síntomas cercanos a la depresión.

Las personas a las que tras evento agudo de las coronarias, se les diagnostica depresión tienen un peor pronóstico, que se asocia con nuevos episodios y más mortalidad. Los mecanismos que son el origen de este hecho son variados: falta de adherencia al tratamiento, problemas para cambiar el estilo de vida e, incluso, mecanismos biológicos que afectan a la recuperación. 

"La presencia de sintomatología depresiva ya afecta al pronóstico. Con estados subclínicos también existe un incremento de riesgo".

La primera intervención con un postinfartado depresivo debe ser ayudarle a adaptarse a la enfermedad, una labor que empieza por el cambio de hábitos de vida: "Existen técnicas de modificación de conductas que ayudan a disminuir factores de riesgo y que facilitan que el enfermo cambie de dieta, haga ejercicio o deje de fumar. Otro componente es la adaptación psicológica a la nueva situación, en la que se pueden realizar sesiones grupales para disminuir las reacciones emocionales adversas y en donde el enfermo comparte su experiencia con otras personas que han pasado por lo mismo".


Hay pacientes a los que tras el infarto les abordan gran cantidad de preocupaciones irracionales, como "no voy a poder trabajar de nuevo", "nunca más haré deporte", "si me muero, ¿qué pasará con mis hijos?". Estos pensamientos "son temores irracionales.

Ofrecer información clara mejora la adaptación y reduce la incertidumbre". 

La participación en programas de rehabilitación no sólo mejora la faceta física, sino también la psíquica: "No sólo es útil la información que reciben; también la oportunidad que tiene el paciente de comprobar su estado físico en un entorno controlado y ganar confianza. En definitiva, recuperar el control de su salud". 

El paciente que conoce la enfermedad que padece y sabe los aspectos de su conducta que debe cambiar,recupera más fácilmente la seguridad de que puede controlar su estado de salud, un hecho que es muy importante para mejorar la adaptación psicológica.

VIDA SEXUAL

Quien ha sufrido un infarto y vuelve a casa con una aceptable calidad de vida puede reiniciar su actividad sexual habitual, aseguran los cardiólogos. Pero quienes han sufrido el episodio no se suelen atrever, explican. "Hay que explicarles que no les va a pasar nada malo. Que el acto sexual equivale a un esfuerzo, pero que si han superado las pruebas de esfuerzo que se les hace en el hospital, el sexo no es un peligro".

La actividad sexual también se ve afectada por el impacto psicológico. El peor pronóstico de rehabilitación se asocia en estos casos con la ansiedad, la depresión, la preocupación subjetiva por la salud y, en especial, por la presencia de síntomas somáticos autoinformados. Estos síntomas, o quejas somáticas, ocasionan un considerable malestar en las personas, limitando su actividad cotidiana. Los más frecuentes son la disnea, el dolor de tórax, y/o del brazo izquierdo, la fatiga y las palpitaciones. Estas quejas incluso aumentan cuando más nos alejamos en el tiempo de la ocurrencia del episodio cardíaco. En general son consideradas poco significativas por los médicos, razón por la que se concluye que son resultado del impacto emocional del infarto.