Psicocardiología

PSICOCARDIOLOGÍA

La PSICOCARDIOLOGÍA, estudia y trata los factores psicológicos que promueven la aparición y el desarrollo de la enfermedad cardiovas...

INDICADORES DE TRASTORNO EMOCIONAL


Cambios en el carácter y el ánimo
  • La persona se siente triste, malhumorado, inseguro, dubitativo, etcétera.
  •  Esta impaciente, necesidad de urgencia en la adquisición de información referente a su enfermedad.
  •  Percibe su entorno cercano (familia, trabajo, médicos, etc.) como opuestos a sus intereses, lo que supone una amenaza para su autoestima y percepción de control de la situación. La persona se muestra irritable y se involucra en situaciones de estrés y riesgo personal (realizando esfuerzos poco recomendables o descuidando su salud).
  • Tiende a sentimiento de culpa e indefensión: "no debería hacer bebido tanto", "yo sabía que me iba a pasar por el tabaco", "tendría que haber acudido mucho antes al médico"

Cambio en las funciones corporales 

  • Duerme menos y más irregularmente que antes. 
  • Come mucho más o mucho menos que antes. 
  • Se queja más frecuentemente que antes de dolores concretos o de problemas corporales. 
  • Se siente más cansado que antes.
Cambio en las funciones cognitivas 

  • Problemas de concentración en tareas rutinarias como la lectura. 
  • Se olvida de las cosas más que antes.

ENTORNO FAMILIAR



La familia debe ser tenida en cuenta al diseñar la terapia: "La persona que requiere nuestra atención, no está solo. Es importante que su entorno conozca bien qué ha sucedido y participe en la recuperación"


Un buen apoyo social actúa como elemento protector. Se ha comprobado que "las personas que nos visitan con escaso o nulo soporte de su entorno multiplican su riesgo"; por eso la familia debe recibir información: "Los familiares cercanos del infartado, ó persona que ha padecido una Muerte Súbita, también sufren una situación crítica. El paciente puede estar muy bien informado, pero si la familia está ausente o sobreprotege puede ser fuente de interferencias en la terapia".

Un ejemplo pernicioso de cómo los parientes pueden intervenir en la recuperación es la actitud de la familia sobreprotectora: "Es una forma de relación patógena tanto para el paciente como para el familiar".

DEPRESIÓN


En los pacientes que han superado un infarto , Muerte Súbita, es muy importante atender a su estado psicológico, ya que influye de forma determinante en su evolución.

El infarto, la parada cardíaca sobrevenida es una enfermedad grave que requiere un proceso de adaptación importante. Se estima que uno de cada cinco pacientes va a padecer un trastorno depresivo y cerca del 50 por ciento mostrará síntomas cercanos a la depresión.

Las personas a las que tras evento agudo de las coronarias, se les diagnostica depresión tienen un peor pronóstico, que se asocia con nuevos episodios y más mortalidad. Los mecanismos que son el origen de este hecho son variados: falta de adherencia al tratamiento, problemas para cambiar el estilo de vida e, incluso, mecanismos biológicos que afectan a la recuperación. 

"La presencia de sintomatología depresiva ya afecta al pronóstico. Con estados subclínicos también existe un incremento de riesgo".

La primera intervención con un postinfartado depresivo debe ser ayudarle a adaptarse a la enfermedad, una labor que empieza por el cambio de hábitos de vida: "Existen técnicas de modificación de conductas que ayudan a disminuir factores de riesgo y que facilitan que el enfermo cambie de dieta, haga ejercicio o deje de fumar. Otro componente es la adaptación psicológica a la nueva situación, en la que se pueden realizar sesiones grupales para disminuir las reacciones emocionales adversas y en donde el enfermo comparte su experiencia con otras personas que han pasado por lo mismo".


Hay pacientes a los que tras el infarto les abordan gran cantidad de preocupaciones irracionales, como "no voy a poder trabajar de nuevo", "nunca más haré deporte", "si me muero, ¿qué pasará con mis hijos?". Estos pensamientos "son temores irracionales.

Ofrecer información clara mejora la adaptación y reduce la incertidumbre". 

La participación en programas de rehabilitación no sólo mejora la faceta física, sino también la psíquica: "No sólo es útil la información que reciben; también la oportunidad que tiene el paciente de comprobar su estado físico en un entorno controlado y ganar confianza. En definitiva, recuperar el control de su salud". 

El paciente que conoce la enfermedad que padece y sabe los aspectos de su conducta que debe cambiar,recupera más fácilmente la seguridad de que puede controlar su estado de salud, un hecho que es muy importante para mejorar la adaptación psicológica.